El domingo bautizamos a Mi pequeña del alma con tu piel de canela. Ya sabéis que últimamente estoy de lo más relajada y de lo más vaga, así que poco, o más bien nada, organicé para ese día.
Un día bastante fresquete y pasado por agua, una iglesia de barrio, los invitados de casa, comida en un restaurante normalito y como resultado una cristianita más que se portó como una campeona y que ni se inmutó en el momento "ducha". No hubo regalitos-recordatorios, ni lanzamiento de caramelos, ni tarta de película, ni una decoración bonita a la que sacar una foto. Lo que me quedó clarísimo, es que si algún día repetimos sacramento en la familia, la celebración la haremos en casa. En casa todo sabe mejor. En casa podemos decorar, podemos llenarla de globos, banderines o pompones, hacer centros de mesa bonitos, tunear los aperitivos, la vajilla y la cristalería, y podemos alargar la sobremesa hasta la hora de la cena.
Lo que os puedo enseñar (algo es algo, ¿no?), es la mini-cutrilla-invitación-informal que hice en dos minutejos para enviar a los familiares vía WhatsApp, (que para una cosa que hago...)
Lo que os puedo enseñar (algo es algo, ¿no?), es la mini-cutrilla-invitación-informal que hice en dos minutejos para enviar a los familiares vía WhatsApp, (que para una cosa que hago...)